Luis Hernandez de Biedma.
"Relacion del suceso de la jornada que hizo Hernando de Soto, y de la calidad de la tierra por donde anduvo."
Hernando de Soto.
Public
domain image from the Internet Archive.
|
Llegamos al puerto de Bayahonda, desembarcamos seiscientos e beinte ombres e ducientos e beinte e tres caballos; luego como desembarcamos, de unos Indios que se tomaron supimos que estava un Christiano alli en la tierra, que hera de los que havian ido con Panfilo de Narvaez; fuimos en busca del, que lo tenia un Cacique que estaria ocho leguas del puerto, topamosle en el camino que ya el benia para nosotros: como el Cacique supo que abiamos desembarcado alli, dixole al Christiano si queria venir donde nosotros estavamos, i el dixo le que si e imbio nuebe Indios con el; venia desnudo como ellos, con un arco i unas flechas en la mano, labrado el cuerpo como Indio: como los Christianos los toparon pensaron que heran indios que benian a espiar la gente; fueron para ellos i ellos huyeron para. un montecillo questava a cerca; llegaron los caballos, dieron una lanzada a un Indio i aina obieran muerto al Christiano, por quel sabia poco nuestra lengua quei ia la tenia olbidada; acordose de llamar a Nuestra Señora, por donde fue conocido ser el Christiano; traximosle con mucho regocijo a donde el Gobernador estaba: avia doze años que estava entre aquellos Indios, i sabia tambien la lengua dellos, i era tanta la continuacion que tenia hablarla, que estubo mas de quatro dias entre nosotros que no sabia juntar una razon con otra, sino que ablando un bocablo español ablaba otros quatro o cinco en la lengua de los Indios, asta que se vino arreformar en ablar nuestra lengua vien: tenia tan poca noticia de la tierra que de beinte leguas de alli no sabia ninguna cosa ni por vista ni por oidas; berdad es que nos dixo en biendonos que no avia punta de oro en la tierra.
Partimos del puerto de Baya Onda para calar la tierra adentro toda la gente que desembarco, quitados beinte e seis de acaballo i sesenta peones que quedaron en guarda del puerto hasta quel Gobernador respondiese o los imbiase allamar: fuimos nuestro camino en la bia del poniente, i tomando del norueste llebabamos noticia de un cacique que nos decian los Indios que tributaban a quel todos e se llamaba Hurripacuxi; estaria fasta beinte leguas de la costa : de aqui fuimos pasando algunas cienagas e rios otras quince o beinte leguas de alli a un pueblo que los Indios nos lo hacian mui grande, tanto que nos decian que la gente del dando gritos hacian caer las abes que iban botando; llegamos a este Pueblo que se llamaba Etocale, hera pueblo pequeño, allamos alguna comida de maiz, e crisoles, i perrillos, que no fue poco refrigerio para la gente, que iba muerta de ambre: a qui nos detubimos siete u ocho dias, en los quales se hicieron algunas entradas para tomar Indios que nos guiasen a la Provincia de Apalache, que abia mui gran noticia en toda la tierra della : tomaronse tres o quatro Indios que el quemas dellos savia no sabia dos leguas adelante de aquel Pueblo; salimos de aqui caminando todavia hacia la Nueba España; iriamos desviados de la costa diez o doze leguas: pasamos algunos Pueblos en cinco o seis dias que caminamos hasta que llegamos a una poblazon razonable que se llamaba Aguacalecuen.
Fallavamos todos los Indios alzados huidos por los montes : aqui paramos otros seis o siete dias para buscar algunos Indios que nos guiasen; iendo a buscar algunos Indios se tomaron diez o doze mugeres, en que nos decian que la una hera hija del Cacique, por lo qual vino el Cacique a nosotros de paz, i dijo que nos daria lenguas i dias para adelante i nunca nos las dio; obimosle de llebar a el con nosotros, e iendo caminando, acabo de seis o siete dias que caminavamos salieron obra de trecientos e cinquenta Indios a nosotros con arcos i flechas a proposito de quitarnos el cacique que llebabamos; matamos algunos dellos i prendimos todos los demas: entre ellos havia algunos Indios que tenian noticia de lo demas a dentro, e dixeron nos alli mui grandes mentiras : pasamos otro rio questava en una Probincia que se llamaba Veachile i allamos algunos Pueblos de la otra banda todos alzados, aunque no dejabamos de altar en ellos lo que aviamos menester, que hera alguna comida: partimos de aqui para otro Pueblo que se llamaba Aguile, queste confina con aquella Probincia de Apalachi, que debide un rio la una Provincia de la otra; en este rio hecimos una Puente de muchos pinos atados unos con otros, i pasamos con arto peligro por que de la otra parte avia Indios que nos defendian el paso; como los indios nos bieron pasados el rio fueronse a un pueblo mas cercano de alli, que se llama Ivitachuco, y aguardaron alli hasta que nosotros llegamos a bista del pueblo, i en biendonos asomar pusieron fuego al pueblo todo i uyeron: en esta probincia de Apalache ai muchos pueblos i es tierra de arta comida; llaman a toda esta otra tierra que andubimos la provincia de Yustaga: fuimos a otro Pueblo que se llama Iniahico, i aqui nos parecio que hera tiempo de saber de los que quedaban en el Puerto i que ellos supiesen de nosotros, por que pensabamos meternos la tierra adentro tanto que no pudiesemos mas tener nueba dellos; abiamos andado ia ciento i diez leguas dende donde los dexamos asta alli, i el Gobernador los imbio allamar que se viniesen donde nosotros estabamos.
As qui fuimos a buscar la Mar, que estaria nuebe leguas deste pueblo, i allamos a la orilla della donde Panfilo de Narvaez hizo las barcas, por que allamos el asiento de la fragua e muchos huesos de los caballos, e los Indios nos dixeron por la lengua como alli habian hecho los otros Christianos aquellas barcas; alli hizo Juan de Añaxco ciertas señales en unos arboles que estaban a la orilla de la mar, por que le mando el Gobernador que fuese el � llamar la gente que avia quedado en el puerto, i que los imbiase por tierra por donde nosotros abiamos benido, i quel se biniese por la mar en dos bergantines i un vatel que alli estaba, i que los tragese a quella provincia de Apalache, i entre tanto nosotros nos quedamos aguardando alli: Juan de Anasco imbio la gente por tierra i el se vino por la mar como el Gobernador le mando, donde paso arto trabajo i peligro, por quel no allo a quella costa dende lo que abia visto por tierra antes que alli fuese por la mar no aliaba memoria dellos, por que heran oncones vaxos que con la creciente de la mar tenian agua, i con la menguante quedaban en seco; nosotros hecimos una piragua que cada dia salia dos leguas a la mar aber si benian los bergantines para mostralles a donde avian de parar; plugo a Dios que vinieron a ellos por la mar, i la otra gente por tierra: venidos los vergantines el Gobernador les mando que fuesen la via del hueste aber si podian allar algun puerto questubiese cerca de alli para saber la costa si fallase algo la tierra adentro: fue en los bergantines Francisco Maldonado, un caballero de Salamanca; andobo costeando la costa i entrando todas las caletas i ancones i rios que vido asta que llego a un rio que allo buena entrada en el e buen puerto i un pueblo de Indios a la costa de la mar, que vinieron algunos a rescatar con el, i tomo uno de aquellos Indios e binose para donde nosotros estabamos: tardo en esta jornada dos meses, que ya a todos senos hacian mill años por detenernos alli tante segun teniamos la noticia de lo de la tierra adentro: venido Maldonado el Gobernador le dijo como nosotros nos ibamos en busca de aquella tierra que aquel Indio nos decia questaba en otra mar, quel se biniese para la Isla de Cuba en aquellos bergantines, donde estaba Doña Isabel de Bobadilla la mujer del Gobernador, e que si dentro de seis meses no supiese de nosotros, que viniese en aquellos bergantines e que costease la costa asta el Rio del Expiritusanto, por que alli abiamos de tornar acudir.
I los bergantines se fueron a Cuba i nosotros tomamos nuestro camino la buelta del norte para ir aber lo que los Indios nos decian: caminamos cinco dias por despoblado, llegamos a un rio grande mui corriente, no podimos hacer puente por lo recio que corria, hecimos una piragua en que pasamos de la otra banda.
Hallamos una probincia que se llama Acapachiqui, bien abundante de comida de la que los Indios comian, vimos algunos Pueblos delta i otros no pudimos ber por ser tierra de mui grandes cienagas; a qui fallamos diferencia en las casas de los Indios, que las hallamos como cuebas debajo de tierra, i fasta aqui eran cubiertas de palmas i de pajas: pasamos adelante, topamos otros dos rios que obimos de hacer puentes en ellos de pinos atados como soliamos acellas: llegamos á otra provincia que se llama Otoa, fallamos un pueblo razonable maior que fasta alli le abiamos fallado; de alli fuimos a otros pueblos de otra Provincia que estaria dos dias de alli, donde tomamos alguna gente que estaba descuidada que no habian sabido de nosotros; acordaron de benir á servirnos de paz por que les bolbiesemos la gente que les haviamos tomado, el Gobernador se la bolbio que no le quitaron sino fueron unas guias lenguas para á delante; tardamos en pasar esta provincia, que se llama de Chisi, cinco o seis dias, donde fuimos bien servidos de los Indios de la pobreza que tenian : de aqui pasamos otros tres dias sin poblazon fasta otra provincia que se llama Altapaha; a qui fallamos un rio que no corria al Sur como los otros que abiamos pasado, que iba corriendo la buelta de Leste a la mar donde vino el Licenciado Lucas de Aillon, por donde dimos mucho mas credito a lo quel Indio nos decia, i creimos ser verdad todas las mentiras que nos havia dicho; esta provincia hera bien poblada de Indios i todos nos bolbian a serbir; preguntandoles el Gobernador por aquella Provincia que nosotros ibamos en demanda della, que se decia Cofitachyque, decian nos que no hera posible poder ir alla ni abia camino por donde ni que comer en el camino, i que todos moririamos de ambre.
Pasamos adelante a otros caciques que se llamaban Ocute i Cofaqui, i estos nos dieron de las comidas que tenian i nos digeron que si nosotros queriamos ir a facer guerra a la Señora de Cofitachique que ellos nos darian todo lo que nosotros quisiesemos para el camino, por que nos hacian saber que no habia camino por donde ir, por que ellos no se trataban por la guerra que tenian sino hera quando algunas beces se benian hacer guerra los unos a los otros, i questo hera por partes escondidas i ocultas por donde no fuesen sentidos, i que tardaban en el camino veinte dias ebenti e dos, i no comian sino ierbas i algun maiz tostado que llebaban: vista nuestra determinacion dieron nos ochocientos Indios que nos llebasen nuestras cargas de comidas i ropas, i otros Indios que nos guiasen, los quales tomaron el camino derecho á Leste, i ansi fueron caminando tres dias, i el indio que nos llebaba engañados decianos que en tres dias nos pondria el alla; en cabo de los tres dias que ia comenzabamos a ber la mentira del Indio, no por eso dexo el Gobernador de seguir el camino que llebaba comenzado, i mando que todos guardasen la comida que pudiesen, por que sospecho lo que despues sucedio de bernos en arto trabajo i necesidad; caminamos por este despoblado trece dias, i alcabo dellos llegamos a unas cabañas; los Indios ia abian desatinado que no sabian por donde ir ni camino que darnos; el Gobernador salio abuscallo i bolbiose desesperado de podello allar, e hizo que la gente se bolbiese obra de media legua de alli a un rio grande, i alli comenzo a dar raciones de unos puercos que llevavamos con nosotros, a libra de puerco a cada Christiano, i comiamoslo cocido en agua sin sal ni otra cosa, i dende aqui imbio el Gobernador á buscar camino por dos partes, uno imbio el rio arriba la buelta del Norte i Nordeste, i otro imbio el rio abajo la buelta del Sur e Sueste, e dio les termino � cada uno de diez dias para que fuesen e biniesen aber si allaban algun camino o rastro de ber pueblo. El que fue la buelta del Sur i Sueste vino dende a quatro dias con nueba que abia topado un poblezuelo pequeño con alguna comida i trajo tres o quatro indios del, los quales hablaron con aquel Indio que nos llebaba engañados, i entendieronse la lengua no fue poco para nosotros por la gran necesidad de lenguas que ay en la tierra, i tornonos a certificar las mentiras que nos habia dicho, i nosotros lo creimos por belle ablar la lengua con aquellos indios : partimos luego con toda la gente para ir a quel poblezuelo a esperar alli los que avian ido por otras partes � buscar caminos, i estubimos a qui quatro o cinco dias fasta. que se recojo toda la gente; fallamos obra de cinquenta fanegas de maiz i alguna arina de Maiz tostada; hallamos muchos morales cargados de moras i algunas otras frutillas: partimos de aqui para el pueblo de Cofitachique, que estaba dos jornadas deste pequeño, estava a la ribera de un rio que crehemos que seria el rio de Santa Elena.
Donde estubo el Licenciado Aillon: llegados a este rio, la Señora del Pueblo nos imbio una sobrina suia, e la trayan unos indios en unas, andas con mucha autoridad, e imbionos á decir que olgaba que obiesemos Regado a su tierra, i que nos daria de lo que ella pudiese e tubiese, e imbio, una sarta de perlas de cinco o seis ilos al Gobernador; dionos canoas en que pasasemos a quel rio i partio con nosotros la mitad del Pueblo, estubo tres o quatro dias con nosotros i luego se alzo i se fue al monte; el Gobernador la hizo buscar, i como nose pudo aliar abrio una mezquita que alli estaba, donde estaban enterrados los prencipales de aquella tierra, i sacamos de alli cantidad de perlas, que serian asta seis arrobas imedia o siete dellas, aun que no heran buenas que estaban danadas por estar debajo de la tierra i metidas entre el sain de los Indios; a qui aliamos enterradas dos achas de cortar leña de las de Castilla, i un rasario de quentas de azebache y a algunas margaritas de las que lleban de aca para rescatar con los Indios, que todo esto creimos que lo havian avido de rescate de los que fueron con el Lizenciado Aillon: con la noticia. que tuvimos de los Indios estaria de alli la mar asta treinta leguas, supimos que la gente que fue con Aillon no entro casi nada la tierra adentro, sino siempre estuvieron a la costa de la mar fasta que � dolecio i murio Aillon, i despues la gente se mataban unos á otros cada uno sobre querer mandar, y otros murian de hambre, de manera que nos dixo uno que se havia allado alli que de seiscientos ombres que Aillon havia metido en aquella tierra no havian escapado mas de cinquenta e siete, i esto fue mucha causa dello perderseles una nao grande que traian cargada de vastimentos: nosotros estariamos en este Pueblo desta Señora diez v once dias, e luego nos comvino salir de alli en busca de tierra donde obiese comida, que aqui no la avia sino mui tasada para lo que avian de comer los indios, i nosotros con los caballos i la gente que iva despachamoslo mui presto.
Tornamos a bolber la buelta del norte i caminamos ocho dias por tierra pobre i misera de comida fasta que llegamos a una tierra que llaman de Xuala, i aqui allamos poca Poblazon por ser la tierra aspera; todavia aliamos algunas casas de Indios; entre estas sierras aliamos el nacimiento del rio grande por donde nosotros salimos, e crehemos ser rio de Espiritusanto : pasamos adelante a un Pueblo que se llama Guasuli, donde nos dieron cantidad de perros i algun maiz, que tenian poco: de aqui fuimos caminando quatro dias i llegamos a un Pueblo que se llama Chiha, que es mui abundoso de comida; esta metido en una Isla deste rio de Espiritusanto, que desde el nacimiento las hace mui grandes; en esta Provincia comenzamos a allar los Pueblos cercados, i aqui sacan los Indios mucha cantidad de azeite de nueces; detubimonos aqui beinte i seis o beinte i siete dias por dar algun refrigerio a los caballos, que los traiamos mui fatigados del poco comer i mucho trabajar : partimos de aqui la ribera del rio en la mano; llegamos a otra provincia que se llama Costehe, que estan los Pueblos ansi mesmo en Islas del rio: de aqui fuimos a la provincia de Coca, ques una de las mejores tierras que topamos en la Florida; salionos el cacique della a recivir en unas andas con mui gran fiesta e mucha gente, por que tiene muchos Pueblos subgetos: otro dia por la mañana se uio toda la gente de los Indios; tomamos al cacique por que nos diese Indios para que nos llebasen las cargas; detubonos algunos dias fasta que nos los dio; fallamos en esta provincia ciruelas como las de aca de Castilla e mucha cantidad de parriza, donde avia mui buenas ubas.
Partimos de aqui la buelta del Hueste i Sudueste i fuimos por Pueblos deste cacique cinco o seis dias, fasta que llegamos a otra Provincia que se llama Italisi: fallamos alzada la gente, fuimos á buscalla, vinieron algunos Indios anosotros, con quien el Gobernador imvio a llamar el cacique, e vino a nosotros i trajonos de presente beinte e seis o beinte e siete mugeres, i cueros de benados, i lo que ellos tenian: de aqui partimos la buelta del Sur, allegandonos hacia la costa de la nueba España, i pasamos algunos pueblos asta que llegarnos a otra provincia que se llamaba Taszaluza, de que hera cacique un Indio tan grande que al parecer de todos era gigante; esperonos de paz en su pueblo, hecimosle mucha fiesta quando llegamos e jugamos cañas e corrimos mucho con los caballos aun quel mostraba parsele poco de todo esto; despues pedimosle que nos diese indios para llebar las cargas, i respondio quel no acostumbraba servir anadie, que antes todos le servian á el; el Gobernador mando que no le dejasen ir a su casa, sino que le detuviesen alli, demanera quel sintio que estava detenido entre nosotros, por donde comidio la ruindad que despues nos hizo, i por que dixo que alli no podia darnos ninguna cosa que fuesemos á otro Pueblo suio que se decia Mavila, que alli nos daria lo que le pediamos; caminamos para alla, llegamos á un rio caudal que creemos que es el rio que va a salir a la vaya de Chuse : a qui tuvimos nueba como avian llegado las barcas de Narbaez con necesidad de agua, i que se quedo aqui entre estos Indios un Xpiano que se llamaba D.n Teodoro, i un negro con el; mostraron nos un puñal quel Christiano traya; estubimos aqui aciendo valsas para pasar este rio dos dias, en los quales los Indios nos mataron un Christiano que hera de la guarda del Gobernador; de henojado trato mal al cacique, e dixole que lo avia de quemar sino lo dava los Indios que avian muerto al Christiano; dixo que en aquel pueblo suio de Mavila nos los daria : hera un Indio este cacique que traya otros muchos Indios que le servian i andaba siempre con un moscador traya un Indio detras del hecho de plumas mui grande para quitar que no le diese el sol
Llegamos a Mavila un dia á las nuebe dela mañana, que era un pueblo pequeño i cercado mui fuerte; estaba asentado en un llano, abia algunas casas de Indios por defuera de la cerca: fallamos que ellos avian derrivado a los Indios todo por el suelo por tener mas desembarazado el campo: salieron algunos prencipales á nosotros en biendonos, e digeronle al Gobernador por la lengua que si queria parar alli en aquel llano, ó si queria entrar dentro del Pueblo, que ala tarde nos darian los Indios para las cargas: al Gobernador le parecio que hera mejor entrarse en el Pueblo con ellos i mando que todos nos entrasemos alla, e asi lo hecimos; entrados nosotros dentro andando con los Indios parlando como que los teniamos de paz, por que no parecian sino trecientos o quatrocientos por alli, i estaban vien cinco mill Indios en el Pueblo escondidos en las casas que no los beiamos ni parecian; los Indios, como que nos hacian fiesta, comenzaron a hazer sus bailes i areitos; tenian por disimular para que bailasen delante de nosotros quinze o beinte mugeres; desque ya obieron bailado un rato lebantose el Cacique i entrose en una de aquellas casas; el Gobernador le imbio allamar que saliese fuera, i el dixo que no queria; entro a sacallo el capitan de la guarda del Gobernador, i bio tanta gente dentro i tan a punto de guerra, que obo por vien de se salir i dexallo, i dixo al Gobernador que aquellas casas estaban llamas de Indios, todos con arcos i flechas de arte de hacer alguna vellaqueria: el Gobernador llamo á otro Indio que pasaba por alli, tanpoco quiso benir; un caballero que se allo alli a par del trabole del brazo para traello, i diole un tiron que sele solto; entonces puso mano al espada i diole una cuchillada que le corto un brazo; en hiriendo este indio comenzaron todos a tirar nos flechas unos por dedentro de las casas por muchas seteras que tenian hechas i otros por fuera, i como nosotros estabamos tan des apercibidos por pensar que lo teniamos de paz, con mucho daño que recibimos nos fue forzado salir huiendo del Pueblo, i quedose dentro todo lo que los Indios nos trayan en cargas como lo avian descargado alli; como los Indios nos vieron fuera cerraron las puertas que tenia el Pueblo, i comienzan á tocar sus atambores i lebantar banderas con mui grande alarido i a desbolber nuestras petacas e lios, e mostrando de encima dela cerca todo lo que trayamos como nos lo tenian en su poder.
Nosotros ansi como saliamos del pueblo cabalgamos en nuestros caballos i cercamos el Pueblo todo por que los Indios nosenos saliesen por alguna parte, y acordo el Gobernador que nos apeasernos sesenta, ochenta de nosotros, los que mas bien armados estabamos, i que nos hiciesemos en quatro quadrillas i fuesemos á combatir por quatro partes el Pueblo, i que el, primero que entrase pusiese fuego a las casas por que de dentro no nos hiciesen mas daño, i diesemos los caballos á otros soldados que no estaban armados, para que si algunos Indios saliesen del Pueblo para uirse que los alcanzasen; nosotros entramos dentro del pueblo il pusimos fuego, donde sequemaron cantidad de Indios, i se quemo todo quanto nosotros llebabamos, que ninguna cosa quedo; peleamos aquel dia asta que fue noche sinque senos rindiese ningun Indio, sino que pelearon como brabos leones; matamoslos todos, unos con el fuego, otros con las espadas, otros con las lanzas de los que salian fuera; ia cerca de noche quedaban solo tres Indios, i tomaban aquellas veinte mugeres que abian traido para bailar i ponian las delante de si; las mugeres cruzaban las manos haciendo de señas á los christianos que las tomasen; llegaban los Christianos a tomallas i ellas desviabanse, i los tres indios que venian detras dellas flechaban á los christianos; matamos los dos de los Indios, i uno solo que quedo, por no senos rendir, subiose ia un arbol que estaba en la mesma cerca, i quito la cuerda del arco i atosela al pescuezo, i a una rama del arbol a orcose : mataron nos este dia los Indios mas de veinte ombres, i escapamos cridos ducientos é cinquenta, que teniamos sietecientos e sesenta flechazos; curamonos aquella noche con el unto de los mesmos Indios muertos, que no nos avia quedado otra medecina, que todo senos abia quemado aquel dia.
Estuvimosos aqui curando veinte esiete o beinte i ocho dias; plugo a Dios que todos sanamos: las mugeres tomamos, i se repartieron por los mas heridos para que los sirbiesen: tobimos por noticia de los Indios que estariamos de la mar fasta quarenta leguas; quisieran mucho quel Gobernador llegara ala mar por que nos daban nueba de los bergantines, i el nose atrebio, que era ya mediado el mes de Nobiembre i hacia grandes frios, i le combenia ir a buscar tierra donde faliase mantenimientos para poder inbernar, que en esta no los havia, que era tierra de poca comida : tornamos á bolber la buelta del Norte i caminamos diez o doze jornadas con mui gran trabajo de frio, i de aguas que pasabarnos a pie, fasta que llegamos á una provincia gruesa i de mucha comida, donde pudimos parar mientras pasaba la furia del imbierno, por que alla caen mas niebes que no en Castilla: llegados á esta provincia de Chicaza salieron nos los Indios de guerra á defender un paso de un rio que aviamos de pasar, i detubieron nos alli tres dias; al cabo pasamos por una piragua que hecimos, e los Indios huyeronse al monte todos; dende a siete � ocho dias vinieron mensageros del Cacique al Gobernador, diciendo que querian benir á servirnos el i toda su gente; el Gobernador lo recibio bien i le imbió á decir que biniese en todo caso, i que les daria muchas cosas de las que traya; el Cacique vino i trajo artos Indios con el; trayanle puesto encima de los ombros; trujonos algunos perrillos i cueros de benados; quedose con nosotros el cacique, i los otros Indios bolbieronse á ir; iban i benian cada dia indios i trayan muchos conejos i de lo que podian haber en la tierra, i tambien de noche se tomaron algunos Indios, i con titulo de estar de paz venian aber de la manera que durmiamos, i como nos guardabamos; nosotros quitados de la bellaqueria que ellos tenian pensada, diximos al Cacique que nos queriamos partir otro dia para ir nuestro camino, i el se fue, i aquella noche vino sobre nosotros.
I comoia ellos tenian noticia donde nosotros teniamos puestas nuestras centinelas, entraron sin que los sintiesen, dos a dos y quatro a quatro, mas de trecientos Indios en el pueblo, con unas ollyllas en que trayan metido el fuego por noser sentidos ni bistos; al tiempo que los otros Indios se benian allegando que las centinelas sintieron tropel de genete que tocaron arma, ya estotros tenian a una puesto fuego en el Pueblo; hicieron nos mui gran daño i nos mataron esta noche cinquenta e siete caballos, i inas de trecientos puercos, i trece ó catorze ombres, i fue misterio grande de Dios que sin resistillos nosotros ni hacer cosa por que., los Indios bolbieron a huir i nos dejaron, que sinos siguieran no escapaba ombre de todos nosotros : mudamosnos luego de alli a una cabaña que estaria obra de una legua de alli; supimos que los Indios tenian acordado de bolber aquella noche sobre nosotros, sino que plugo á Dios que llobio un poco que por el agua lo dexaron : estabamos tan mal apercibidos, que aun que nos avian quedado algunos caballos no nos abia quedado silla, ni lanza, ni rodela, que todo se abia quemado; á qui nos dimos priesa á hacer rod�las, i lanzas, i sillas como pudimos i supimos; dende en cinco dias tornaron á bolber sobre nosotros los Indios, hechos sus escuadrones con mucho concierto vinieron á dar por tres partes; como estabamos y amas sobre aviso, sentimos los i salimos á ellos, i desbaratamoslas i hecimosles algun daño, con que plugo á Dios que no tornaron mas: estariamos aqui dos meses haciendo lo que abiamos menester de sillas, i lanzas i rodelas, y luego nos partimos la via del Norueste para otra provincia que se llama Alibanio; a qui nos acontecio lo que dicen que nunca ha acontecido en Indias, que fue que en el medio del camino por donde abiamos de pasar, sin tener alli comida que defender ni mugeres que guardar, sino solamente por se probar con nosotros, hicieron una albarrada en el medio del camino, mui fuerte de palos, i metieronse alli obra de trecientos Indios, con determinacion de morir antes que la desmamparasen: como nos bieron asomar, salian de la Albarrada algunos Indios a flecharnos i amenazarnos que no havia de quedar ombre vivo; desque nosotros vimos á quella albarrada de nuebo i con gente que la defendia, creimos alguna comida tenian alli ó algo que guardaban, de la qual nosotros teniamos mucha necesidad, por que esperabamos pasar un despoblado de doze dias que entodo el no abia ninguna cosa que comer sino lo que alli abiamos de llebar: apeamonos obra de quarenta ó cinquenta ombres é pusimonos en dos partes para que al tocar de una trompecta obiesemos todos a una entrar en la albarrada; hecimos lo ansi i entramos aunque recibimos algun daño, que nos mataron siete u ocho ombres i nos irieron veinte e cinco e beinte e seis: tomamos algunos Indios i otros matamos, i supimos dellos que aquello habian fecho á efecto de probarse con nosotros, i no otra cosa : buscamos por alli comida, aunque con dificultad, para entrar en nuestro despoblado; caminamos por el doce dias con arto trabajo por amor de los heridos i enfermos que llebabamos: llegamos un dia á medio dia á un Pueblo que se llama Quizquiz, tan de sobresalto que ninguna noticia tenian de nosotros; los Indios heran idos a hacer sus labores a sus maizales; tomamos mas de trecientas mugeres que estaban en el pueblo, y esa miseria que tenian en sus casas de cueros i mantas; aqui allarnos las primeras nueces chiquitas de la tierra, que son mucho mejores que no las de aca de España; estaba este Pueblo cerca de la ribera del rio del Expiritusanto; decian nos que tributaban este i otros muchos pueblos que por alli abia a un señor de Pacaha.
Que hera nombrado en toda la tierra; como supieron que les haviamos tomado aquellas mugeres, vinieron de paz a nosotros, i pidieron al Gobernador que se las diese; el Gobernador se las dio i les pidio que nos diesen algunas canoas para pasar aquel rio grande, i ellos digeron que nos las darian, mas nunca lo hicieron, antes se juntaron para darnos guera é binieron a bista del Pueblo donde nosotros estabamos, y alcabo no osaron acometernos i tornaronse á bolber; nosotros dejamos aquel Pueblo i nos fuimos aposentar á la ribera del rio para dar orden como le haviamos de pasar; vimos que estaba de la otra parte mucha cantidad de gente para defendernos el paso i tenian muchas canoas; acordamos de hacer quatro piraguas grandes que cada una dellas pudiese llebar sesenta o setenta ombres i zinco o seis caballos; detubimonos en, hacer estas piraguas veinte e siete ó beinte i ocho dias; en este tiempo los Indios cada dia, á ora de las tres despues de medio dia, se metian en ducientas e cinquenta canoas que alli tenian mui grandes i mui enpabesadas, i llegaban hasta cerca de \58\ esta otra orilla, donde nosotros estabamos, con mui grande alarido, hechaban nos todas las flechas que podian i bolbians.e de la otra banda; des que vieron que ya teniamos nuestras barcas a punto para pasar, huieron todos i dejaron nos el paso desembarazado; pasamos con mucho concierto el rio, que tenia casi una legua de ancho i diez i nuebe ó beinte brazas, de fondo; dela otra banda aliamos algunos Pueblos buenos: subimos el rio arriba, porque para ir aquella provincia de Pacaha aviamos de tornar á subir : antes que llegasemos a ella llegasemos á otra provincia de otro Señor, conquien tenia mucha guerra, que se llamaba Icasqui; salionos este Cacique de paz, diciendonos que havia mucho tiempo que tenia noticia de nosotros, e que sabia que heramos ombres. del cielo i que no nos podian hacer mal sus flechas, ó por eso no querian guerra ninguna con nosotros, sino serbirnos: el Gobernador los recibio mui bien, i no quiso que entrase ninguna gente en su Pueblo por que no le hiciesen daño, é aposentamonos abista del Pueblo del Cacique en un llano; estubimos dos dias: este dia que llegamos el Cacique pidio al Gobernador, diciendole que sabia que hera ombre del cielo é pues se havia de ir adelante, que le dexase una señal á quien el pudiese pedir aiuda para sus guerras, i a quien su gente pudiese pedir agua para sus sembrados, que tenian mucha necesidad della, que se murian sus hijos de ambre : el Gobernador mando que hiciesen una cruz de dos pinos mui alta, i le dijo que otro dia bolbiese que el le daria la señal del cielo que le pedia, i que creiese que ninguna cosa le faltaria si tenia en ella esperanza berdadera: otro dia bolbio anosotros el Cacique diciendo muchas cosas porque tanto nos tardabamos en. dalle la señal que nos abia pedido, pues tanta boluntad tenia de servirnos e seguirnos, e hizo alli un llanto mui grande por que no se la daban tan presto, tanto que nos hizo llollar á todos deber la debocion i hainco conque lo demandaba: el Gobernador le mando que a la tarde bolbiese el i todos sus Indios, i que nosotras hiriaimios a su pueblo i le llebariamos la señal que el havia demandado : el vino a la tarde con toda su gente; nosotros fuimos en procesion fasta el pueblo, i ellos tras nosotros; allegados á el pueblo, acostumbran los Caciques alli tener junto a las casas donde viven unos cerros mui altos hechos amano, i otros tienen las casas sobre los mismos cerros; en aquel alto de aquel cerro fincamos aquella cruz, i fuimos todos con mucha debocion incados de rodillas á besar en el pie de la cruz; los Indios hicieron como nos bieron hacer a nosotros, ni mas ni menos, y trageron luego mucha cantidad de canizos, hicieronle un cerco en torno, i bolbimonos á nuestro asiento aquella noche : otro dia por la mañana caminamos la via de Pacaha, que hera el rio arriba; an\59\duvimos dos dias e luego vimos el pueblo en un llano, bien zercado i con un foso de agua en torno hecho de mano; fuimonos llegando al Pueblo quanto podimos; quando nos vimos cerca paramos, que no osamos entrar en el, i handando rodeando á una parte y a otra, bimos que por una parte se salia mucha gente uyendo; entonzes arremetimos al Pueblo i entramos sin defensa ninguna; tomose mui poca gente por que ya toda avia huido, pero no pudieron poner en cobro esa miseria que tenian, que todo que do en el Pueblo: estando que estabamos nosotros a bista del pueblo parados, que no osabamos entrar, vimos venir por nuestras espaldas un es cuadron grande de Indios, que pensamos que hera gente que benia en so corro delPueblo, i fuimos á ellos y fallamos que era el Cacique detras, donde aviamos puesto la Cruz, que benian tras nosotros para socorrernos si lo obiesemos menester; llebamoslo al Pueblo, i el comenzo á dar tantas gracias al Gobernador por la Cruz que le havia dejado, diciendo que avia llobido mucho en su tierra el dia antes, y que toda su gente estaba tan contentos que no nos querian dejar, sino irse con nosotros : el Gobernador le metió en el Pueblo i lo dio todo lo que en el fallamos, ques mucha riqueza para ellos, unas cuentas que ai de caracoles de la mar, i unas pellejuelas de gatos, y de gamos, y algun maiz que en el Pueblo avia, con que lo imbio mui contento a su tierra: estubimos en este pueblo para ber si podiamos haber camino la buelta del norte para atrabesar a la mar del sur veinte e siete ó beinte i ocho dias: de aqui se hicieron algunas entradas para tomar Indios que nos informasen; en especial se hizo una la buelta del norueste, que nos decian que havia poblazones grandes por donde podiamos ir, y caminamos ocho dias por una tierra despoblada, de mui grandes lagunas de cienagas por donde aun arboles no allabamos, sino unos llanos mui grandes, donde nacia una hierba tan alta i tan recia que con los caballos no podiamos hender por ella : á cabo deste tiempo llegamos a unos ranchos de Indios que heran cubiertos con una enea cosida, que quando los querian ahollar arrollaban toda la enea de la cobertura e la llebaba un Indio, e la muger llebaba el armadura de los palos sobre que se ponia, i haciase i desaciase tan facilmente que aunque cada ora se mudasen pudian llebar la casa trasi: supimos destos Indios que havia algunos ranchuelos de aquella manera por la tierra, e no hacian otra cosa sino asentar aquella casa donde andaban muchos benados, i que avia en una cienaga donde andaba mucho pescado, i des que aqui tenian espantada la caza i el pescado no lo tomaban tan facilmente como de primero, mudabanse de alli con las casas i todo aquestas ibanse a otra parte donde la fallaban de refresco; llamabanse esta provincia Ca\60\lu�; hera gente que se curaban poco de sembrar, por que se mantenian de este pescado y carne: boibimos á este pueblo de Pacaha, donde quedaba el Gobernador, donde fallamos que ya el Cacique avia venido de paz; estaba alli en el pueblo con el y en este tiempo vino el otro Cacique de atras donde aviamos puesto la Cruz, que fue cosa de ber verlos ambos Caciques juntos, que heran enemigos: el Gobernador les mando asentar cada uno a su lado; fue cosa maravillosa lo que cada uno trabajo por ganar al otro la mano derecha: visto que no havia camino para poder atrabesar a la otra mar, tornamos la buelta del sur y bolbimos con el Cacique donde abiamos puesto la Cruz, i de alli tomamos nuestro camino la buelta dei sudueste hasta otra provincia que se llama Quiguate; este fue el maior Pueblo que fallamos en la Florida; estaba sobre un brazo del rio grande: a qui nos detubimos ocho o nuebe dias para buscar lenguas i guias, todavia con intencion si pudieramos atrabesar á la otra mar, por que nos decian los Indios que honze dias de alli estaba una Probincia donde mataban unas bacas, i que de alli sabriamos lenguas para pasar á la otra mar.
Partimos con estas guias para aquella probincia que se llama Coligua sin ningun camino, sino que nos llebaban cada noche algunas cienagas de agua con que bebiesemos por el tino, donde fallamos cantidad de pescado; caminamos mucha tierra llana i otra de sierras asperas, i fuimos a dar de punta en blanco al pueblo de Coligua como si por camino real nos llebaran, viendo que en toda la vida por alli abia pasado hombre; fallamos mucha comida en esta tierra i mucha cantidad de colas de vaca adobadas i otras por adobar; preguntamos por camino para aquella bia que llebabamos y poblazon alguna en aquel termino lejos u cerca, nunca nos supieron dar razon de ninguna cosa, sino que si queriamos caminar por ó donde obiese poblazon abiamos de bolber la via de Loeste sudueste; tornamos a bolber por donde los Indios nos guiaron, y fuimos a unas poblazones derramadas que se llamaban Tatil Coya; aqui fallamos un rio caudal que despues vimos que iba a parar al rio grande; tubimos noticia que este rio arriba estaba una provincia grande que se llamaba Cayas: fuimos á ella i fallamos que hera toda poblazon derramada, aunque hera poblazon gruesa, i se hicieron algunas entradas; es la tierra mui aspera de sierras; hizose una entrada en que se prendio el Cacique y mucha gente; preguntando por nuebas de la tierra dixeron nos que yendo el rio arriba topariamos una Provincia gruesa que se llamaba Tula: el Gobernador quiso ir abella para ver si hera cosa donde podria enbernar la gente, y fue con beinte de caballo; dejo toda la gente en esta otra provincia de Cayas; pasamos antes de llegar á la provincia de Tula algunas sierras asperas, y llegamos al pueblo sin que ninguna noticia tubiesen de nosotros; comenzamos á prender algunos Indios i ellos á pellidarse i darnos guerra; hirieron nos aquel dia nuebe o diez caballos y siete u ocho españoles, i hera tanta la brabeza dellos que se juntaban de ocho en ocho y de diez en diez, y se benian a nosotros como perros dañados; matamos obra de treinta o quaren Indios: al Gobernador le parecio que no hera bien pasar alli aquella noche por que llebaba mui poca gente, y bolbiose por el camino que aviamos venido a un raso de una bega quel rio hacia pasado un paso malo de la sierra, que obo temor que los indios nos tomasen aquel paso: otro dia llego don la gente estaba, ino obo indios de los que trayamos ni se allo en aquella Provincia Indios que los entendiese la lengua; mando que se aparejasen. todos para caminar para aquella provincia; fuimos alla luego: otro dia que llegamos amanecieron sobre nosotros por tres partes tres mui grandes escuadrones de Indios, salimos á ellos, desbaratamoslos y hezimosles algun daño, con que no nos hicieron mas guerra; dende á dos o tres dias imbiaron los mensageros como de paz, aunque ninguna cosa les entendiamos por la falta de la lengua, por señales les diximos que nos tragesen lenguas para los de tras, i ellos nos trugeron cinco ó seis Indios que entendian las lenguas que trayamos; preguntaron nos que que gente heramos y que ibamos á buscar; preguntamosles por algunas provincias grandes donde obiese mucha comida, por que ya el frio del Imbierno nos amenazaba mucho; digeron nos que la via que llebabamos no sabian de poblazon grande ninguna; señalaron nos si queriamos bolber la buelta de Leste y sueste y norueste que allariamos poblazones grandes: visto que no teniamos otro remedio tornarlios á bolber la buelta del Sueste, y fuimos á una Provincia que se llama Quipana, que esta al pie de unas sierras mui asperas, y aqui fuimos la buelta de Leste, i atrabesamos estas sierras y abajamos á unos llaños, donde fallamos una poblazon aparejada para nuestro proposito, por que avia un pueblo junto que tenia mucha comida y estaba sobre un rio caudal y paraba al rio grande por donde salimos; llamabase esta Provincia Viranque: aqui paramos á Imbernar; hizo tan grandes niebes i frios que pensemos ser muertos.
En este Pueblo se nos murio el Christiano que abiamos allado en la tierra de los de Marvaiz que llebamos por lengua: salimos de aqui al principio de Marzo, ya que nos parecio que havia amansado la furia de los frios, i caminamos este rio abajo en la mano, donde fallamos otras Provincias vien pobladas i de cantidad de bastimento, fasta que llegamos a una provincia que nos parecio ser de las buenas que aviamos topado en toda la tierra que se llama Anicoyanque; á qui nos vino de paz otro Cacique que se llamaba Guachoyanque, que tiene su poblazon sobre el rio grande, y tiene mucha guerra con este otro donde estabamos; el Gobernador se partio luego para este otro pueblo de Guachoyanque y llebo el Cacique consigo; hera el pueblo bueno, bien zercado y fuerte; tenia poca comida que la abian alzado los Indios todo: a qui estaba ya el Gobernador en determinacion, si allara la mar, de hacer bergantines para dar mandado a Cuba de como heramos vivos, para que nos proveiesen de algunos caballos y cosas necesarias que haviamos menester: imbio el Capitan la buelta del Sur aber si podria descubrir algun camino para ir á buscar la mar, por que por relacion de los Indios ninguna cosa se podia saber que hubiese, y bolbio diciendo que no allaba camino ni pordo poder pasar las grandes cienas quel rio grande hecha de si: el Gobernador, de berse atajado y ber que ninguna cosa se le hacia a su proposito, adolecio de la enfermedad que murio; muerto el Gobernador déjonos nombrado á Luis de Moscoso para que le tubiesemos por Gobernador; acordamos que pues no allabamos camino para la mar que tomasemos nuestro camino la via del Hueste, y que podria ser que pudiesemos salir por tierra á Megico cuando otra cosa no allasemos en la tierra ni en que poder parar: caminamos diez e siete jornadas asta que llegamos á una provincia de Chavite, donde hazian los Indios mucha sal, que ninguna cosas nos sabiamos del poniente; de aqui fuimos á otra provincia que sellama Aguacay.
Que tardamos otras tres jornadas en llegar aella, toda via derechos al poniente: de aqui nos digeron los Indios que no podiamos allar mas poblazon sino nos bajabamos la buelta del Sudueste y sur, por que alli allariamos poblazones i comidas, y que por la via que les demandabamos havia unos arenales grandes i no poblazon ni comida ninguna; obimos de bolber por donde los Indios nos guiaron, i fuimos á una Provincia que se llama Nisione, y otra que sellama Nandacao, y otra que se llama la Came, y por tierra cada bez mas esteril i de menos comida; ibamos preguntando por una provincia que nos decian que hera grande, que sellamaba Xuacatino: este Cacique de Nondacao nos dio un Indio que nos guiase a proposito que nos metiese donde nunca saliesemos, y ansi nos guio por tierra aspera y fuera de camino, fasta que nos dijo que ya no sabia donde nos llebaba, que su señor le avia mandado que nos llebase donde muriesemos de ambre: tomamos otra guia que nos llebo á una provincia que se llama Hais, donde suelen acudir á tiempos algunos bacas, y como los Indios nos vieron entrar por su tierra comenzaron apellidar que mata sen las bacas que venian, i salieronos á flechar e hicieron nos algun daño: partimos de aqui y llegamos á la Provincia de Xacatin, que hera entre unos espesos montes y falta de comida: de aqui nos guiaron los Indios la buelta de Leste á otros pueblos pequeños y pobres de comida, con decir q�e nos llebaban á donde havia otros Christianos como nosotros, y parecio despues ser mentira, y que no podian tener noticia de otros sino de nosotros, sino que como haciamos tantas bueltas, en alguna destas devian de tener noticia que pasabamos; tornamos á bolber la buelta del Sur con proposito de bibir o morir o atrabesar á la Nueba España, y caminamos obra de seis jornadas la buelta del Sur o Subdueste; alli paramos e imbiamos diez de caballos sueltos que caminasen ocho ó nuebe dias cuanto pudiesen aber si allaban algun Pueblo para rehazernos de maiz para pasar nuestro camino, i andubieron quanto pudieron i toparon con unas gentes pobres que no tenian casas, sino unos ranchuelos miserables, donde se metian, i no sembraban ni cogian cosa ninguna, sino de solo pescado i carne se mantenian; trageron tres ó quatro Indios destos; no fallamos nadie que les entendiese la lengua: bisto que haviamos perdido la lengua y que no allabamos que comer, que ya nos iba faltando el maiz que haviamos llebado á cuestas, y que era posible tanta cantidad de gente atrabesar tierra tan misera, acordamos de boibernos asta el pueblo donde avia muerto el Gobernador Soto, por que alli nos parecio que havia dispusicion para poder labrar los navios que saliesernos á la tierra, y bolbimos por aquel mesmo camino que haviamos llebado asta que llegamos á este pueblo donde avia muerto el Gobernador: llegados aqui no allamos tan buen aparejo como pensamos, por que no allamos comida en el pueblo, que la havian abiado los Indios; obimos de buscar otro pueblo para poder imbernar y labrar los nabios.
Plugo a Dios que descubrimos dos pueblos mui ánuestro proposito, que estaban sobre el rio grande i tenian mucha cantidad de maiz y heran pueblos cercados, y alli paramos i labramos nuestros nabios con mucho trabajo; hecimos siete bergantines que tardariamos en acaballos seis meses; hechamos los bergantines en el rio, y fue cosa de misterio que con ir calafateados, con aquellas cortezas de morales e sin ninguna pez, nos fallamos estancos y mui buenos; y llebamos con nosotros algunas canoas el rio abajo, en que llebabamos beinte e seis caballos a proposito que si a la costa de la mar allaramos alguna poblazon que nos pudiera sustentar de comida, de alli imbiaramos un par de bergantines á dar mandado al Visorrey de la nueba España para que nos probeyera de nabios en que salieramos de la tierra; i el segundo dia que ibamos el rio abajo salieron a nosotros obra de quarenta o cinquenta canoas de Indios mui grandes i mui ligeras, en que havia canoa que traya ochenta Indios de guerra, y comenzaron nos á flechar e irnos siguiendo y flechandonos; algunos que benian \64\ en nuestros nabios les parecio que hera poquedad no salir á ellos, y tomaron quatro ó cinco canoas pequeñas de las que llebabamos y fueron a las canoas de los Indios, i como ellos los bieron cercaron los como pudieron que no los dejaron salir de entre ellos i trastornaronles las canoas en el agua, é ansi nos mataron este dia doze ombres mui onrrados, que no pudimos socorrellos por ser la corriente del rio mucha y nosotros traer pocos remos en los navios : con esta vitoria los Indios nos vinieron siguiendo el rio abajo fasta que llegamos ala mar, que tardamos diez e nuebe jornadas, haciendonos mucho daño e iriendonos mucha gente, por que como el los vieron que no teniamos armas conque acelles daño de lexos, que no nos havia quedado arcabuz ni ballesta, sino solas algunas espadas i rodelas, tenian nos la perdido el miedo i llegabanse ia mui junto á flecharnos: salimos a la mar por la boca del rio i andovimos por una vaya que haze el rio mui grande, tanto que nabegamos tres dias e tres noches con tiempo razonable, que en todos ellos no vimos tierra; nos parecia queestabamos engolfados, y al cabo destos tres dias e tres noches cogiamos agua tan dulce como del rio que se podia bien beber: vimos unas Isletas pequeñas hacia la banda de Lueste e fuimos a ellas, i de alli siempre venimos la costa en la mano mariscando i buscando algunas cosas que comer, fasta que entramos en el rio de Panuco; ay es donde fuimos muy bien recibidos de los christianos.
- Lenguas i dias. i dias dice: acaso Indias, o y guias, como pasadas dos hojas. [Smith's note.]
- As qui. Asi está: leo Aqui. [Smith's note.]
- Oncones: leo acaso ancones. [Smith's note.]
- Parsele. Asi está: leo parecerle. [Smith's note.]
- Comidio. Asi, por cometio. [Smith's note.]
- Marvaiz. Asi, por Narvaez. [Smith's note.]
- Y que era posible. Asi: deve decir imposible ó no era posible. [Smith's note.]
Este Biedma presentó la antecedente relacion en el Consejo de Indias, como dice al Rei el mismo Consejo en consulta de 1544, que está Real Patronato de Indias, legajo 8, donde se dice que fue con Hernando de Soto por Fator de S. M.
Contuli. Simancas á 30 de Agosto de 1781.
Muños.
Source
De Biedma, Luis Hernandez. "Relacion Del Suceso De La Jornada Que Hizo Hernando De Soto, Y De La Calidad De La Tierra Por Donde Anduvo." Coleccion De Varios Documentos Para La Historia De La Florida Y Tierras Adyacentes. Ed. Buckingham Smith. Vol. I. Madrid: Trubner, 1857. 47-64. Internet Archive. Archive.org, 9 Feb. 2009. Web. 09 Nov. 2012. <http:// archive. org/ details/ coleccin devari01 smituoft>.